LA GRANDEZA DE LA GENTE SENCILLA
Qué hermoso es hablar con gente sencilla. Gente que no malinterpreta, siempre buscando la punta a todas las cosas. Gente que sonríe sin miedo y te da la mano sin condiciones.
Qué hermoso es hablar con gente que no necesita sacar pecho en cada conversación.
Gente que calla sus méritos y su posición social. Gente que sabe que todos somos iguales y que te respeta sin conocerte.
Qué hermoso es reír con alguien que no intentará engañarte para sacar un beneficio. Gente que incapaz de ocultar algo. Gente que te saluda con una mano sin tener algo escondido en la otra. Gente que se dedica a disfrutar de tu presencia, y que jamás te critica. Gente que sabe saborear los buenos momentos de la vida.
Normalmente, con la gente común es raro que pase así, con ellos el respeto te lo tienes que ganar.
Evito en lo posible tener a mi lado a personas “sabelotodo” que son incapaces de escuchar. Personas que se creen “algo” por tener una buena posición social. Gente que analiza cada una de tus palabras y cada uno de tus gestos para desvalorizarte. Permítanme quedarme con la gente simple y llana. Gente sin egos hinchados y si caretas elaboradas. Las falsas sonrisas ya no me hacen sonreír. Por eso te recomiendo, para tu propio auto-crecimiento, que te rodees de gente sencilla, porque serán los que te ayuden en tu camino. Porque serán, en definitiva, los que te ayuden a eliminar las piedras del camino.
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