martes, 23 de octubre de 2012

Asociacione spublico privadas en Salud I

APP en salud, ¿superando dicotomías?


En España las asociaciones público privadas en salud (APP) están evidenciando situaciones a ser consideradas en los países que tienen pendiente la ampliación del acceso a salud. En el boletín de la OMS de diciembre, se reseña lo que viene sucediendo en el Hospital de la Ribera de Valencia. Ahí se ha conformado una APP en la que el consorcio Adeslas ha construido la infraestructura hospitalaria y cogestiona el establecimiento. Los índices de satisfacción de los usuarios están en el 91%, algo más que el promedio español que es de 85%. Pero quizá el dato más relevante sea el margen de utilidad que la parte privada de la APP gana: 7.5% anual; todo lo que se obtenga por encima de ese porcentaje se reinvierte; siendo el promedio para estos casos en España un 8%.

Teniendo en cuenta que en el Perú EsSalud viene impulsando la conformación de las APP y que sus funcionarios se refieren al modelo español como idóneo, es de esperar que los futuros convenios o los ya existentes tengan condiciones análogas a las que han tenido éxito en España. Si un hospital o centro de salud cuenta con ingresos de unos 5 millones de dólares al año, entonces la utilidad de la empresa sería unos 375 mil dólares si se aplica el 7.5% o 500 mil si se llega al 10%; si bien no se trata de un monto muy elevado, sí puede ser atractivo para empresarios que ingresen al campo de las atenciones en salud, y que quieran impulsar su marca, como lo asume Adeslas.

Pero el caso peruano además de las APP, puede permitir la construcción de otros tipos de interacciones. Por ejemplo, un importante porcentaje de peruanos se atiende o consulta en los establecimientos de salud que sobre todo se conforman en los alrededores de los grandes hospitales públicos o de la seguridad social; si bien las atenciones y las condiciones no son las mejores, el hecho concreto es que gran cantidad de peruanos los usan. Entonces, una variación de las APP podría consistir en acreditar a los establecimientos de salud privados que cumplan las condiciones mínimas para dar atenciones, sobre la base de un tarifario y estándares mínimos. Pero ello no es posible hacerlo aisladamente, sino en el marco de una rectoría sólida, de procesos claros y en la perspectiva de universalizar el acceso a salud.

La disyuntiva cuando se habla de un sistema nacional de salud, no es la naturaleza pública o privada del prestador(1), sino el establecimiento de estándares que ambos deben cumplir, sobre la base de una capacidad reguladora y sancionadora eficaz, emanada de la lógica pública. Para ello tanto privatistas cuanto estatistas, deberían ir más allá de sus esquemas poniendo por delante el derecho de la gente a la salud; eso porque la dinámica social peruana ha superado las contradicciones y dualidades estáticas. Toca al Estado reconfigurar sus elementos, recuperando y haciendo valer el poder con el que cuenta y que le da origen, para sobre esa base y desde la lógica pública establecer un esquema que tienda a facilitar la vida de los ciudadanos.

Una de las barreras a enfrentar es que por diversas razones, en el Perú lo privado se ha convertido en patente de corso para proteger cualquier barbaridad, incluido en campo de la salud(2). El caso de las APP en España, país capitalista y desarrollado, evidencia el retraso operativo/ideológico en que vivimos, en el que cualquier propuesta que limite las ganancias excesivas es vista como antinatural, cuando sobran ejemplos en los países que han alcanzado elevados grados de bienestar, que éste pasa por limitar los excesos que permiten la obtención de dinero fácil, hecho que en el Perú se repite constantemente.

La construcción de un sistema de salud y de una organización estatal que impulse a los individuos a ejercer sus libertades, pasa por delimitar lo que recorte éstas. Y en el caso de la salud eso es trasparente: por un lado la desorganización de los prestadores es, como señala Paul Hunt, es en sí misma una limitante y en ciertos casos viola el derecho a la salud; por otro lado, aplicar la lógica pública para el acceso a la salud permitirá ir aminorando las arbitrariedades e inequidades que hoy conocemos. Las APP y sus variantes pueden ser una posibilidad para ampliar el acceso a salud, siempre y cuando funcionen bajo una lógica pública y no desde la pantalla publicitaria de EsSalud.

(1)Brasil ha desarrollado el SUS - Sistema Único de Salud, en el que más de la mitad de los prestadores de salud son privados. El asunto es que la rectoría es eficaz y la universalización el horizonte que marca las gestiones.
(2)El caso de la Clínica San Pablo quizá sea el que expresa mejor esas arbitrariedades. Acudir a esa clínica es exponerse a un internamiento innecesario.

Alexandro Saco
12 12 2009

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