Asia debe replantearse el modo en que usa el agua si quiere garantizar la alimentación de más de 1,5 millones de personas en las próximas décadas, según un informe.
La investigación, promovida por el Instituto del Uso del Agua y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), advierte que el actual modelo de irrigación forzará a muchos países a importar comida.
Esta situación, sumada al rápido crecimiento de la población, conducirá al descontento y la conflictividad social, informó la corresponsal de la BBC Alí McConnell.
El informe dice que el 94% de la tierra cultivable del sur de Asia ya se usa para sembrar alimentos, pero según sus estimaciones, el continente podría cosechar hasta tres cuartas partes más de la comida necesaria para alimentar a su población. Y sólo mejorando sus sistemas de irrigación.
Los autores de esta investigación, que se presentará ante la Conferencia Mundial del Agua que se celebra esta semana en Estocolmo (Suecia), advierten que, de mantener sus actuales sistemas, algunos países en vías de desarrollo necesitarán comprar más de un cuarto del arroz y maíz necesarios para alimentar a sus pueblos en 2050.
Importar, mejorar o potenciar
La opción de extender las tierras irrigadas en Asia para alimentar a la población se está convirtiendo en un gran problema debido a las restricciones de tierras y agua
Aditi Mukherji
Proponen tres soluciones para satisfacer las necesidades alimentarias de la población asiática: importar grandes cantidades de cereales de otras regiones, mejorar la agricultura que sólo se riega con la lluvia y potenciar las granjas que trabajan con irrigación.
El informe señala que la primera opción es demasiado arriesgada desde el punto de vista político y que la segunda es prácticamente imposible porque la tierra cultivable ya está en uso.
Aditi Mukherji, jefe de la investigación, dijo que "la opción de extender las tierras irrigadas en Asia para alimentar a la población se está convirtiendo en un gran problema debido a las restricciones de tierras y agua".
La solución más asequible, aseguran, sería modernizar a gran escala los sistemas de riego, que datan de los años 70 y 80 y actualmente dependen de aguas superficiales, pero han quedado abandonados por falta de inversiones.
Esto costaría miles de millones de dólares. Por eso aseguran que una alternativa sería que los gobiernos ayudaran a los granjeros a comprar sus propias bombas de bajo precio para extraer agua para regar sus cultivos.
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