El debate por la reforma en el sistema de salud que promueve Barack Obama en Estados Unidos se ha vuelto internacional: pasó de azuzar a simpatizantes y opositores de los cambios en territorio estadounidense, a involucrar al patriotismo y la política interna de los británicos.
Desde el primer ministro Gordon Brown y su esposa, Sarah, hasta el líder conservador -que según las encuestas tiene amplias oportunidades de ganar en las próximas elecciones- David Cameron, pasando por ministros y políticos multicolores y los ciudadanos de a pie, todos han echado mano de armas retóricas y las nuevas tecnologías para poner pica en la guerra de los sistemas de salud.
Las discusiones sobre la reforma calentaron en EE.UU. luego de que ambas cámaras del Congreso fracasaran en el intento de esbozar sendos borradores de la ley antes del receso de verano, pero el conflicto se volvió internacional cuando el Investors Business Daily (IBD), un periódico nacional con base en Los Angeles, comparó las propuestas de la Casa Blanca con el sistema de salud nacional británico.
Fundado hace 61 años, el National Health Service o NHS ha sido elogiado como servicio de salud público que atiende en forma gratuita a los ciudadanos, sin hacer distinciones. Sin embargo, el IBD lo critica como modelo costoso, burocrático y "socializante", que "raciona" medicamentos en base a las perspectivas de recuperación de los pacientes.
El IBD señala como preocupante que Obama traslade el NHS a EE.UU. "Las historias de gente muriéndose en listas de espera, o a quienes simplemente se les niega la atención, parecen sacadas del guión de una película de terror", dice el editorial.
El artículo añade que "personas como el científico Stephen Hawking no tendrían chance en el Reino Unido, donde el NHS determinaría que la vida de este hombre brillante no tiene valor alguno debido a sus impedimentos físicos".
Las reacciones populares y oficiales no se hicieron esperar. Para empezar, el propio Stephen Hawking salió a decir que toda su vida ha vivido en el Reino Unido y que "no estaría aquí si no fuera por el NHS".
Guerra cibernética
El editorial del IBD y las posturas apasionadas en el debate estadounidense fueron suficientes para desatar una oleada de patriotismo en Gran Bretaña, donde el gobierno y miembros de todos los partidos políticos salieron a defender la vigencia del tradicional NHS.
El primer ministro Gordon Brown y su esposa Sarah, quien generalmente se mantiene al margen de la política, apoyaron públicamente a la institución a través de Twitter, donde la cuenta "We LoveTheNHS" se ha llenado de mensajes en pocas horas.
La oposición también ha salido a la defensa del NHS, luego de que un conservador, miembro del parlamento, se apartara de la línea del partido diciendo que "no le deseaba a nadie" un sistema de salud como el británico.
Daniel Hannan dijo a la televisión estadounidense que "lo más chocante de todo es que es muy probable que te manden nuevamente al final de la cola", y habló de ancianos que "mueren de hambre en los pasillos". En su opinión, "es increíble que un pueblo libre se plantee seriamente la posibilidad de adoptar un sistema como éste en tiempos de paz, y busque agrandar en forma semejante el papel del estado cuando no es necesario".
En cambio el líder de su partido, David Cameron, dijo respaldar el NHS "un 100%" y tildó sus opiniones de "excéntricas". El encargado de Salud en el Partido Conservador, Andrew Lansley, acotó que "hay millones de personas agradecidas al NHS", y que Hannan hace un "flaco servicio a ellos y el NHS al brindar una imagen tan negativa y distorsionada a los estadounidenses".
Al parecer, los republicanos transatlánticos que tacharon al NHS de "orwelliano" y "malvado" sólo lograron unir a un ejército de británicos que sienten orgullo del NHS a pesar de sus fallas.
Críticas
Pero las críticas al sistema de salud británico no amainan. Las comparaciones del IBD fueron respaldadas en la blogósfera por el conservador Michelle Malkin, quien advierte que "los efectos de la medicina socializada en Gran Bretaña -dirigida por consejos gubernamentales que buscan reducir costos y que los planes de Obama emularían- siguen provocando el caos entre los ancianos y los desvalidos".
En este punto Malkin reafirmaba los dichos de la candidata republicana a la vicepresidencia, Sarah Palin, quien hace una semana aseguró que Obama planeaba crear una serie de "paneles de la muerte" que decidirían si "merece invertir en atención médica" para los ancianos o discapacitados.
Obama desmintió que estos fueran los propósitos de los paneles. Según el corresponsal de BBC Mundo en Washington, Carlos Chirinos, la Casa Blanca se ha quejado de la supuesta estrategia de "rumores" y "tácticas atemorizantes" que estaría usando la oposición para descarrilar el proyecto de reforma.
Unos 47 millones de estadounidenses no están cubiertos por ningún seguro de salud, y a pesar de ello los costos crecientes de los servicios médicos son uno de los factores principales del déficit presupuestario en EE.UU.
Implementar la reforma es la prioridad del gobierno de Obama para lo que queda del año. Pocos discuten que sea necesario un cambio estructural; lo que ha desatado el debate es cómo hacerlo. Ambas cámaras del Congreso deben ponerse de acuerdo para recién luego aprobar la reforma.
BBC.com, agosto 2009
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